Hice este bordado hace un tiempo. Lo considero, de cierta forma, mi autorretrato. Aquí estoy, mirando a las estrellas y la Luna acompañándome. Tengo una conexión especial con la Luna. Siempre la he tenido. Es mi amiga y sus cambios constantes me recuerdan como evolucionamos las personas, no sólo a través de nuestra vida, sino día a día.
Me gusta mirar las estrellas, como iluminan el cielo. Aunque es difícil en la ciudad y no siempre tengo la oportunidad de verlas en su esplendor. Pero la imaginación me permite crear otras realidades, como en un sueño. Un sueño lúcido, donde puedo manejar todas las variables.
Hoy quizás no puedo salir de casa, no puedo ir de paseo a ver las estrellas y sentirme que soy parte del universo. No puedo contemplar con calma y vivir ese momento mágico. Eso no quiere decir que no puedo traer algo de magia a mi vida. Puedo crear y puedo soñar, puedo imaginar. Mi cuerpo es el que no puede viajar, pero mi mente no tiene límites.
El proceso del bordado me permite plasmar lo que hay en mi interior, me siento libre de tomar las decisiones que yo quiera, olvidando el temor a equivocarme. No hago esto por otros, lo hago para mí. La sensación que tengo cuando las puntadas fluyen es algo que me lleva a estar completamente en el presente. Puedo librarme de los pensamientos que inundan mi mente para poder disfrutar en un 100% ese momento creativo. Me permite conectarme conmigo misma y me permite la libertad ser realmente quien soy.
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