Una de las cosas que me he dado cuenta durante el transcurso de mi camino espiritual es que hay que hacer espacio para las cosas nuevas. No se puede construir algo nuevo sobre cimientos podridos. Es difícil digerir esto porque significa dejar atrás muchas cosas: familia, amigos, trabajo, etc. Yo lo entiendo porque para mi también me ha costado trabajo entender esto. Pensaba que quizas si me esforzaba lo suficiente y entregaba más amor podía hacer que las cosas cambien, pero la verdad es que no importa cuando uno se esmere porque nadie cambia si no quiere y también hay que entender que cada uno está en un lugar diferente de su camino.
Hay que respetar y respetarse, pero muchas veces hacer esto es un proceso muy solitario. Muchas veces sentimos miedo de estar solos o de quedarnos solos para siempre. Hay que ser valiente para poder hacer esto. La soledad es una gran maestra y si no disfrutas y amas estar contigo mismo, es bien difícil que los demás disfruten y amen estar contigo. El proceso siempre es de adentro hacia afuera.
Es fácil quejarse por la "falta" de abundancia, pero esto ocurre por el simple hecho es que no queremos soltar lo viejo. Hay que hacer espacio para la abundancia, hay que hacer espacio para lo nuevo, para la aventura, para aprender, para lo desconocido. No podemos recibir si nuestra mochila ya va llena del pasado que cargamos.
Te invito a tener una mirada distinta a partir de hoy. Suelta lo que no te hace bien y no lo veas como una pérdida, piensa que estas dejando espacio porque lo mejor está por venir.
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