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La renuncia del artista


La verdadera misión del arte es proveer un espacio de creatividad y expresión de nuestros sentimientos, pero como siempre los humanos buscamos sabotearnos y hemos creado estándares y protocolos para tratar de delimitar lo que es un "buen" artista.


Lo único que logramos con eso es crear la falsa creencia de que el artista es parte de una élite con un talento entregado por los dioses a los pocos elegidos, algo inalcanzable para los seres y comunes corriente que tiene que trabajar en un "trabajo aburrido".

Es momento de soltar las falsas creencia, el arte es de todos y para todos, es parte intrinseca del ser humano. Una de las mejores terapias para poder gestionar nuestras emociones es ocupar el arte como medio de expresión y el momento de comenzar es AHORA. Bajemos del trono a todos esos críticos del arte y divinidades andantes. Todos somos divinos, todos somos artistas, el arte no se puede criticar porque el arte no es bueno ni malo, el arte es para sentirlo no para calificarlo como nos enseñaban en la escuela.


Nunca olvides esto: Tú eres un ser de amor, no eres un número, tú valor no se puede cuantificar. Eres único e irremplazable y también lo es tu arte.

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