Muchas veces me siento en mi escritorio sin saber que hacer. El perfeccionismo logra paralizarme y me limita en mi expresión artística. Me ha costado mucho entender que no cada vez que me siento a pintar debo crear una obra de arte digna de un museo, de hecho la mayoría de veces no es así. Cuesta no frustrarse al tener una idea perfecta en mi mente y que al llevarla al papel no me veo capaz de lograr reproducirla tal cual la imagino.
Es por eso que en mi camino artístico he decidido que lo más importante es disfrutar. Ahora cuando me siento trato de no presionarme y ver todo como un juego. Pongo la música que me gusta y me siento niña de nuevo. No tengo ninguna idea fija en mente, voy fluyendo. Jugar es la clave, voy probando materiales, experimentando con colores y formas. Disfrutar el momento presente es todo, olvidarse de las preocupaciones del mundo, de las críticas y los juicios. La perfección como la imaginamos no existe, es un engaño y por eso jamás alcanzaremos esa utopía impuesta por la sociedad. La verdad es que, ya somos todos seres perfectos, únicos y especiales y en el momento en que nos demos cuenta de esto nuestra vida cambiará y también lo hará nuestro arte.
¿Llegará ese día en que todos seamos capaces de salir del engaño y darnos cuenta que no hay nada de malo con nosotros? ¿Dejaremos de competir entre nosotros siguiendo un ideal inalcanzable? Me encantaría saber tu opinión en los comentarios.
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